Hay una curiosa tendencia en el campo de la educación. Sucede como una fácil salida o como parte del discurso desanimado de cada inicio de ciclo escolar. Pero ah poco no han escuchado que los profesores tienden a decir cuando descubren que sus alumnos no están al tanto de algún tema: "¿No se los enseñaron el año pasado?"
Cuando esto se pronuncia en voz alta en los salones, acto seguido sucede que la responsabilidad de que los profesores no puedan enseñar lo que debieran es de los que fueron sus profesores el ciclo escolar anterior. Como si el retraso se debiera a ellos, y ahora tuvieran un doble reto para sacar adelante a los alumnos.
Pues bien, independientemente de la dosis escasa o abundante de verdad en este reclamo, lo curioso es lo que ocurre si seguimos la cadena de esta admiración. Sucede que los maestros de la universidad, responsabilizan a los de Bachillerato o preparatoria. Los de Bachillerato, a los de Secundaria. Los de Secundaria a los de Primaria. Los de Sexto, a los de Quinto; los de Quinto a los de Cuarto y así hasta que los de Segundo responsabilizan a los de Primero. ¿Y los de Primero de Primaria? ... ¡A los de Preescolar! Y mejor aún, ¿a quién podrían responsabilizar los de Preescolar? Seguramente ya tienen ustedes una respuesta. Veamos si coincidimos... Pues a los papás de los niños.
Y si le seguimos buscando tres pies al gato... descubriremos que los abuelos son los responsables también y así hasta rastrear generaciones y generaciones atrás.
Como sea, valiera la pena responsabilizarse del hoy y ahora. Para no buscar en el pasado las piedritas, sino quitar las del camino que hoy ya se tienen. Y si bien habrá que hacer algunas pausas en el camino, vale la pena tomárselas con filosofía. Finalmente, la vida en sí misma no es perfecta, y el aprendizaje es un proceso largo. Mejor hacer del camino una aventura que se goza y no un remiendo de costuras que no parece terminar.