15 de Mayo es el Día del Maestro en México.
En este salón no se dio el día libre, por lo que espero estén todos por aquí para celebrar este día.
La labor de educar y formar es trascendente y básicamente seduce a bastantes en el camino. A mí me gusta bromear con mis amigos y conocidos, que independientemente de qué profesión eligen, al final rectifican y terminan dedicándose a la educación. Esto porque sean médicos, ingenieros, arquitectos, etc el día de hoy están dando clases y formando a las generaciones del futuro.
Es de esperarse que la educación se le antoje a muchos. Se trata de compartir con otros lo que uno ha estudiado, aprendido y vivido en la experiencia. Una mezcla genial entre teoría y saberes y práctica y tropezones. Y cuando decides compartir todo ello con alguien más, por el hecho de ayudar y la gratificación de dar, se combinan factores que hacen increíble el enseñar.
No es fácil ser maestro; como nada en la vida. Ser un gran maestro implica vencerte a ti mismo en cada clase que preparas y das. Desde el hecho de atreverte a innovar y probar, hasta el hecho de soltar un poco el volante y dárselo a los alumnos para que dirijan el rumbo un rato. Implica tumbarte los egos y reconocerte tan aprendiz como el que tienes enfrente. Porque no se puede enseñar si no se quiere aprender de vuelta. Es como cualquier interacción humana: uno siempre deja algo suyo en el otro, claro, que si se hace consciente es aún mejor.
Por eso en este día, celebramos a esos maestros que nos inspiraron, que nos regañaron un poco por nuestro bien y a aquellos que se divirtieron con nuestras travesuras mientras nos miraron crecer. Y también a aquellos que forjan profesionistas responsables para hacer más grande nuestro mundo y velar por nuestra sociedad.
Felicidades a los maestros que tienen en sus manos a los más chiquillos y felicidades a los maestros que acompañan de la mano a los más grandes, aún cuando aparentemente requieren menos ayuda que los menores.
Felicidades a todos los que se entregan día a día a la noble labor de formar en un salón y también a los que enseñan fuera de ahí... porque de un modo u otro, cuando nos animamos a decir "yo te enseño", todos llevamos dentro un maestro.
FELICIDADES
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