sábado, 25 de febrero de 2017

El libro de la película


Invitar a un alumno a leer es un reto que conocemos bien. Tenemos estrategias de animación lectora y un repertorio de ideas para hacer la lectura divertida. Es más, la aventura de leer la iniciamos desde el momento en que sucede la "elección del libro". Todo un ritual donde la experiencia de asistir a la librería o biblioteca es que el libro elija al niño, porque esa historia estaba destinada para él.

Me ocurrió alguna vez que precisamente para motivar a una pequeña a leer, todas las estrategias estaban puestas para lograr el cometido. Todo estaba dispuesto para ello, hasta que apareció con el libro elegido en mano; un libro que surgió de una película infantil (no al revés).

Al aplicar todas las estrategias de animación lectora, vaya, el desánimo por leer era tal, que descubrí que desde la elección del libro estaba estropeada la que debía ser una genial travesía. Sucede que ella vio la película y cuando tuvo que elegir un libro, prefirió ese basado en ella, que cualquier otro título desconocido.

Animarla a leer fue complicado. Comprendan que tenía dificultades para la comprensión, lectura fluida, etc y el libro para nada llamaba su atención, justificando que: ya sabía que iba a pasar (aunque el libro tuviera sus debidas variaciones) La predisposición a no leer se resguardó por mucho rato en esa idea: para qué leer si ya sé la historia.

Reflexionemos:

No es incorrecto leer un libro cuya historia ya fue vista en la pantalla grande. Sabemos todos que la película no es igual al libro y viceversa tampoco. Pero cuando se trata de animar a leer a alguien que de antemano encuentra horrible leer, será difícil inspirarle cuando la trama y giros inesperados ya le fueron revelados con anticipación. Cuando el desánimo es tal que un libro en sí mismo apaga la luz de la carita de un niño por lo difícil que le resulta descifrar lo que dice, es recomendable que sea una historia desconocida con la que se inicie, una que mágicamente le "enganche" y que sea increíble descubrir lo que oculta.Una muy buena historia contribuirá a que despierte su curiosidad y el resto, fluirá esperanzadamente más fácil.

¿Cuál ha sido tu experiencia animando a un niño a leer? ¿Qué estrategias te han funcionado? 

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