lunes, 15 de mayo de 2017

Feliz día del maestro


15 de Mayo es el Día del Maestro en México.

En este salón no se dio el día libre, por lo que espero estén todos por aquí para celebrar este día.

La labor de educar y formar es trascendente y básicamente seduce a bastantes en el camino. A mí me gusta bromear con mis amigos y conocidos, que independientemente de qué profesión eligen, al final rectifican y terminan dedicándose a la educación. Esto porque sean médicos, ingenieros, arquitectos, etc el día de hoy están dando clases y formando a las generaciones del futuro.

Es de esperarse que la educación se le antoje a muchos. Se trata de compartir con otros lo que uno ha estudiado, aprendido y vivido en la experiencia. Una mezcla genial entre teoría y saberes y práctica y tropezones. Y cuando decides compartir todo ello con alguien más, por el hecho de ayudar y la gratificación de dar, se combinan factores que hacen increíble el enseñar.

No es fácil ser maestro; como nada en la vida. Ser un gran maestro implica vencerte a ti mismo en cada clase que preparas y das. Desde el hecho de atreverte a innovar y probar, hasta el hecho de soltar un poco el volante y dárselo a los alumnos para que dirijan el rumbo un rato. Implica tumbarte los egos y reconocerte tan aprendiz como el que tienes enfrente. Porque no se puede enseñar si no se quiere aprender de vuelta. Es como cualquier interacción humana: uno siempre deja algo suyo en el otro, claro, que si se hace consciente es aún mejor.

Por eso en este día, celebramos a esos maestros que nos inspiraron, que nos regañaron un poco por nuestro bien y a aquellos que se divirtieron con nuestras travesuras mientras nos miraron crecer. Y también a aquellos que forjan profesionistas responsables para hacer más grande nuestro mundo y velar por nuestra sociedad.

Felicidades a los maestros que tienen en sus manos a los más chiquillos y felicidades a los maestros que acompañan de la mano a los más grandes, aún cuando aparentemente requieren menos ayuda que los menores. 

Felicidades a todos los que se entregan día a día a la noble labor de formar en un salón y también a los que enseñan fuera de ahí... porque de un modo u otro, cuando nos animamos a decir "yo te enseño", todos llevamos dentro un maestro.

FELICIDADES

viernes, 14 de abril de 2017

Buscando al responsable


Hay una curiosa tendencia en el campo de la educación. Sucede como una fácil salida o como parte del discurso desanimado de cada inicio de ciclo escolar. Pero ah poco no han escuchado que los profesores tienden a decir cuando descubren que sus alumnos no están al tanto de algún tema: "¿No se los enseñaron el año pasado?"

Cuando esto se pronuncia en voz alta en los salones, acto seguido sucede que la responsabilidad de que los profesores no puedan enseñar lo que debieran es de los que fueron sus profesores el ciclo escolar anterior. Como si el retraso se debiera a ellos, y ahora tuvieran un doble reto para sacar adelante a los alumnos.

Pues bien, independientemente de la dosis escasa o abundante de verdad en este reclamo, lo curioso es lo que ocurre si seguimos la cadena de esta admiración. Sucede que los maestros de la universidad, responsabilizan a los de Bachillerato o preparatoria. Los de Bachillerato, a los de Secundaria. Los de Secundaria a los de Primaria. Los de Sexto, a los de Quinto; los de Quinto a los de Cuarto y así hasta que los de Segundo responsabilizan a los de Primero. ¿Y los de Primero de Primaria? ... ¡A los de Preescolar! Y mejor aún, ¿a quién podrían responsabilizar los de Preescolar? Seguramente ya tienen ustedes una respuesta. Veamos si coincidimos... Pues a los papás de los niños.

Y si le seguimos buscando tres pies al gato... descubriremos que los abuelos son los responsables también y así hasta rastrear generaciones y generaciones atrás.

Como sea, valiera la pena responsabilizarse del hoy y ahora. Para no buscar en el pasado las piedritas, sino quitar las del camino que hoy ya se tienen. Y si bien habrá que hacer algunas pausas en el camino, vale la pena tomárselas con filosofía. Finalmente, la vida en sí misma no es perfecta, y el aprendizaje es un proceso largo. Mejor hacer del camino una aventura que se goza y no un remiendo de costuras que no parece terminar.

sábado, 25 de febrero de 2017

El libro de la película


Invitar a un alumno a leer es un reto que conocemos bien. Tenemos estrategias de animación lectora y un repertorio de ideas para hacer la lectura divertida. Es más, la aventura de leer la iniciamos desde el momento en que sucede la "elección del libro". Todo un ritual donde la experiencia de asistir a la librería o biblioteca es que el libro elija al niño, porque esa historia estaba destinada para él.

Me ocurrió alguna vez que precisamente para motivar a una pequeña a leer, todas las estrategias estaban puestas para lograr el cometido. Todo estaba dispuesto para ello, hasta que apareció con el libro elegido en mano; un libro que surgió de una película infantil (no al revés).

Al aplicar todas las estrategias de animación lectora, vaya, el desánimo por leer era tal, que descubrí que desde la elección del libro estaba estropeada la que debía ser una genial travesía. Sucede que ella vio la película y cuando tuvo que elegir un libro, prefirió ese basado en ella, que cualquier otro título desconocido.

Animarla a leer fue complicado. Comprendan que tenía dificultades para la comprensión, lectura fluida, etc y el libro para nada llamaba su atención, justificando que: ya sabía que iba a pasar (aunque el libro tuviera sus debidas variaciones) La predisposición a no leer se resguardó por mucho rato en esa idea: para qué leer si ya sé la historia.

Reflexionemos:

No es incorrecto leer un libro cuya historia ya fue vista en la pantalla grande. Sabemos todos que la película no es igual al libro y viceversa tampoco. Pero cuando se trata de animar a leer a alguien que de antemano encuentra horrible leer, será difícil inspirarle cuando la trama y giros inesperados ya le fueron revelados con anticipación. Cuando el desánimo es tal que un libro en sí mismo apaga la luz de la carita de un niño por lo difícil que le resulta descifrar lo que dice, es recomendable que sea una historia desconocida con la que se inicie, una que mágicamente le "enganche" y que sea increíble descubrir lo que oculta.Una muy buena historia contribuirá a que despierte su curiosidad y el resto, fluirá esperanzadamente más fácil.

¿Cuál ha sido tu experiencia animando a un niño a leer? ¿Qué estrategias te han funcionado? 

martes, 7 de febrero de 2017

¿Crayola verde o azul?


Seguramente han escuchado la historia de aquel niño y la flor roja. Entre los educadores esta historia es bastante popular. Data de un niño que se inicia en el colegio y su maestra les indica que dibujen una flor... ¿ya la recuerdan? El niño inicia sus trazos según su creatividad se lo dicta. Sin embargo, la maestra le solicita que copie el dibujo modelo que está al frente del salón: una flor roja con tallo verde y una hoja asomando a la derecha del mismo.

El relato continúa diciendo que el niño al cambiarse de escuela y recibir la misma indicación de dibujar una flor, pide a la nueva maestra le muestre el modelo a seguir para no errar. La maestra sonriente le indica que no existe tal cosa y que dibuje según su imaginación quiera. El niño entonces no puede imaginar otra cosa que la misma flor roja con tallo verde y una hoja asomando a la derecha del mismo; y eso dibuja.

Aunque parezca ficción, esto sí es realidad.

A mí me pasó...

Recuerdo bien aquel salón de primaria. Las paredes de ladrillo rojo y los pupitres de madera. El cuaderno de trabajo frente a mí tenía un bosque delineado que yo debía iluminar. Emocionada por estrenar una caja de crayolas recién adquirida, busqué el color que mejor hiciera justicia a mi imaginación y a mi innovadora intención de dar vida a aquel paisaje. Tomé una crayola que me maravilló. Una que leía en su etiqueta "verde esmeralda" Como podrán suponer, aquel verde no era cualquier verde. Era esmeralda. Y seguramente entre las tantas tonalidades de verde, esta era la menos popular para un bosque hecho al estilo tradicional. Pero no me importó, yo feliz lo llené de color.

Mi ánimo visitó el suelo cuando la maestra luego de recoger los trabajos, nos los devolvió uno por uno a todos nosotros. La sorpresa de un cero me desconcertó el alma. La maestra me miró y tajantemente decretó: "Los bosques no son azules, son verdes" Y yo, en mi silenciosa voz de niña defendí inútilmente "pero es verde... no azul..."

Es triste este episodio de mi vida escolarizada. Tanto, que aún a mis treinta y cuatro años lo recuerdo vívidamente; con olores, sensaciones y todo. Afortunadamente el desenlace de mi historia no ocurre como aquel niño de la flor roja. Yo aún uso colores que los "adultos" descalifican y aún uso mi imaginación y mi creatividad.

Pero me pregunto... ¿habrá otros por ahí a quienes estas experiencias si les coartaron su creatividad?

Díganmelo ustedes. ¿Vivieron algo similar? ¿Conocen a alguien que viviera esto?

Recomendación: En el salón de clases siempre habrá uno o dos niños que salen de la norma. Que tomarán la crayola aparentemente azul para crear algo totalmente novedoso. No invaliden las opciones que salen de lo usual. Están presenciando el desarrollo de un chiquillo que hará algo diferente en el mundo. Nos hacen falta más de esos niños. 

Salvaguarden la creatividad.


lunes, 30 de enero de 2017

La ironía de un examen


Recuerdo con genialidad la perspicacia de contestar un examen cuando no se ha estudiado para este.

¿Les ha pasado?

El papel en blanco frente a ustedes, las preguntas enumeradas esperando ser contestadas, unas vagas instrucciones encabezando la tortura y tu lápiz en mano para iniciar el interrogatorio.

De repente, cuando sospechas que el caso está perdido, descubres que varias de las preguntas inician sólo diciendo: "¿Crees que....?" "¿Recomendarías que....?" Astutamente, la respuesta para ti puede ser contestada con un sencillo "sí" o un breve "no". Así que te animas a responder con monosílabos pues en tu defensa está el que la pregunta no pide nada más de tu parte. ¡Listo! Auguras aprobar.

Reflexión...

Aunque como docentes pudiéramos esperar una obvia respuesta amplia y argumentada, si la pregunta o instrucción no lo pide, dejamos una apertura que algunos osados alumnos tomarán. La sugerencia es cuidar en el diseño de un examen, la redacción de las preguntas, atender detalles que nos hagan conscientes de lo que estamos pidiendo, para que no nos sorprendan con otras respuestas. Y no sólo por aquellos valientes que osan librarse de algo... sino porque a veces pedimos que se "mencione" esperando un argumento o pedimos "explicar" esperando una definición.


lunes, 23 de enero de 2017

Lógica infantil


Un día de visita a un colegio bilingüe a nivel Preescolar, me encontré sumergida en una clase que tenía como propósito enseñar el sonido de la letra inicial de una palabra, como paso previo a la escritura.

El ejercicio que planteaba la maestra era sencillo. "Digan por favor, palabras que empiecen con "A" (enfatizando el sonido, sin apoyo visual de la letra)

Como niños, la lógica obvia a la solicitud estaría relacionada estrictamente al sonido que se asemejaba a decir "A". Los alumnos pronto iniciaron una lluvia de palabras dichas en turnos según se les iban ocurriendo. "Amor" "Ana" etc. La maestra aprobaba lo dicho asintiendo con la cabeza, hasta que uno de los alumnos alzó la mano y sin esperar que se le diera la palabra, lleno de emoción exclamó: "R2D2" (pronunciado en inglés)

La maestra le miró desconcertada sin saber si aprobar o no la respuesta. Los demás alumnos continuaron participando y lo dicho por el alumno pasó desapercibido sin retroalimentación.

¿Se equivocó el niño?

¡Claro que no! Y aquí iniciamos la reflexión.

Sin más parámetro ni contexto que sólo decir palabras que inicien con "aaaaaaaa" la respuesta del niño es correcta. Finalmente si decimos el nombre de este afamado personaje de Star Wars, nos sonará inicialmente con "aaaaa" Lo interesante es que siempre tenemos alumnos en el salón de clases que van más allá del esquema en el que ya hemos encuadrado los ejercicios. Saco esto a colación, puesto que las palabras que los demás niños mencionaban estaban escritas en el pizarrón, lo que sugiere que ya habían sido trabajadas con anticipación. La creatividad de este pequeño que le llevó a explorar en su bagaje de palabras distrajo a la maestra de su guión y más triste, le dejó sin retroalimentación. 


¿Cómo lo hubieras manejado tú?


Sugerencia: aunque sean pequeños, demos el encuadre necesario para que ellos puedan moverse dentro de criterios. Si serán palabras en inglés o español, si se valdrán nombres o sólo objetos. Y si un alumno nos sorprende, concedámonos el tiempo de validar o no su respuesta, porque es valiosa y nos puede llevar a otro aprendizaje que no teníamos previsto. Para estos alumnos, esos momentos son brillantes y abren puertas que no todos suelen abrir. ¿Te imaginas que la maestra hubiera escrito el nombre en el pizarrón y enseñado deletreo a partir de esa pregunta? Todos juntos, en inglés: R - 2 - D - 2


jueves, 19 de enero de 2017

El primer día


¡Buenas tardes a todos!

Bienvenidos al salón de Miss Lulú. Espero que el camino que emprendemos juntos el día de hoy sea para ustedes grato y lleno de aprendizajes.

Como es tradición, me presento. Yo soy Lourdes y soy pedagoga. No satisfecha con sólo estudiar la Licenciatura me dispuse años atrás a estudiar tanto posgrado se requiriese para desentrañar los misterios que envuelven el aprendizaje de los alumnos, desde las disposiciones fisiológicas hasta las cognitivas y emocionales. Además, he tenido el gusto de encontrarme con muchas personas que han complementado este estudio y que sin duda han aportado a mi visión. A todas ellas: gracias.

En mi trayectoria, he tenido la oportunidad de colaborar tanto en escuelas públicas como privadas, sobre todo en el Nivel Básico del sistema educativo mexicano. Soy una apasionada de apoyar a los docentes y coordinadores en su noble labor. Mis respetos hacia ustedes maestros que dedican su tiempo a formar a nuestras generaciones de niños y jóvenes. No es fácil estar frente a grupo, y sólo los valientes apasionados de la enseñanza se animan a tomar en sus manos tales proezas. Mi admiración para ustedes, siempre.

Este salón de clases (blog) pretende precisamente contar desde las anécdotas más cotidianas que despiertan las más inusitadas reflexiones sobre cómo sucede el aprendizaje, hasta aquellas ideas que han surgido en mi mente disparatada en busca de una educación de calidad (aunque muy trillada sea esta frase) que realmente apuesten a lo trascendente y no a lo que se abandona al escribirse en un examen.

Espero encuentren en este salón de clases un espacio educativo para reflexionar, reír y angustiarse un poco ante la realidad educativa. Después de todo, es un campo perfectible y aún nos falta mucho por hacer... pero con el esfuerzo de todos lograremos hacerlo.

Finalmente, pueden encontrarme aquí. Si tienen dudas, preguntas o consultas que hacer, con todo gusto les puedo apoyar si está en mi posibilidad hacerlo. Después de todo, si no se reconoce primero la ignorancia en uno como profesionista de la educación, la puerta al aprendizaje se habrá cerrado para siempre. Y no sirve de mucho un maestro que ya no tiene nada qué aprender. Así que, si sé cómo, les apoyaré y sino, me dejarán ustedes tarea a mí para después de hacerla, ayudarles.

Les agradezco el que hayan entrado aquí y seas o no maestro o alguien dedicado a la educación, apuesto a que algo interesante encontrarás en este salón.

¡¡Bienvenidos al Salón de Miss Lulú!!